Por desperdicio de alimentos se entiende la cantidad de comida producida para el consumo humano que no está deteriorada o caducada y que se pierde, es decir, se desperdicia, en toda la cadena alimentaria: desde su producción hasta su distribución y consumo.
En los países industrializados este fenómeno es muy significativo también porque el desperdicio de alimentos no se debe solo a fenómenos de mala conservación o a problemas en el procesamiento, sino también al mismo consumidor que, una vez comprado el producto, tiende a dejarlo caducar en el frigorífico por olvido o superficialidad.
Según el estudio "Global Food losses and Food Waste" realizado por la FAO en 2011, la cantidad de comida desperdiciada cada año es aproximadamente un tercio de la cantidad total de comida producida, equivalente a unos 1.3 mil millones de toneladas de las cuales el 80% sigue siendo consumible.
Todo esto es aún más paradójico si se piensa en la necesidad actual de producir cada vez más comida para hacer frente a una población mundial en constante crecimiento.
Causas y consecuencias del desperdicio de alimentos
Las causas de la pérdida de comida aún buena se encuentran en cada una de las diferentes fases de la cadena alimentaria.
Durante la fase de producción y transformación muchos productos se pudren ya en los campos o porque son almacenados, conservados o transportados de manera inadecuada.
En la fase de distribución el mayor desperdicio se debe a razones comerciales y afecta a los productos que son descartados por las empresas productoras porque no son perfectos estéticamente y por lo tanto no son atractivos para los posibles compradores y consumidores.
Lo que sucede en la fase de consumo podemos imaginarlo más fácilmente ya que lo vivimos cada día en primera persona. Estamos hablando de los desperdicios que se tienen no solo en restaurantes, supermercados y comedores escolares, sino también en nuestros hogares, el llamado "desperdicio doméstico".
En este último caso, las causas se pueden encontrar en el exceso de comida que compramos, quizás impulsados por ofertas especiales e "irresistibles" o en servir porciones demasiado generosas que no podemos consumir.
Son muchas las consecuencias debidas al desperdicio de comida que impactan de manera más o menos significativa en la economía y el ambiente, sin querer entrar en el mérito de una consideración ético-social que sin embargo sería necesario hacer.
El ciclo de vida de un alimento, desde su producción hasta el momento en que se convierte en residuo requiere el uso de recursos preciosos; si el alimento no se consume también los recursos empleados resultarán desperdiciados.
El informe FAO de 2013 "Food Wastage Footprint: Impacts on Natural Resources" realiza un análisis del impacto ambiental y económico debido al desperdicio de comida a nivel global analizando los siguientes parámetros:
- Carbon Footprint - para la estimación del volumen de dióxido de carbono
- Water Footprint - para la estimación del volumen de agua utilizada
- Uso del suelo - superficie de tierra utilizada para producir esa cantidad de comida
- Biodiversidad - diversidad biológica de las especies dentro de un ecosistema durante la fase de producción
Los resultados destacan que cada año se desperdician un volumen de agua equivalente a tres veces el Lago de Ginebra y un volumen de 3.3 mil millones de toneladas de dióxido de carbono, ocupando una superficie agrícola de 1.4 billones de hectáreas equivalente al 28% del área de terreno agrícola mundial con una pérdida económica de alrededor de 750 mil millones de dólares.
Cómo evitar el desperdicio de alimentos
En Italia, el 5 de febrero es el Día Nacional contra el Desperdicio de Alimentos, pero por sí solo no es suficiente para reducir la magnitud de este fenómeno.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, firmada por las Naciones Unidas en 2015, tiene entre sus 17 objetivos también el de la promoción de una agricultura sostenible (como por ejemplo la orgánica) basada en prácticas que tienden a utilizar los recursos de manera que conserven y protejan los ecosistemas y que lleven a mejorar la calidad de los suelos a lo largo del tiempo.
Los sistemas de cadena corta, como la venta en la empresa o en los mercados, presentan menores pérdidas en términos de desperdicio que se reducen aún más si consideramos sistemas de venta solidaria y local.
Entre las diversas iniciativas dirigidas a reducir el volumen de comida perdida en Italia está la representada por muchas asociaciones, de manera voluntaria, que a nivel local recuperan alimentos aún buenos de comedores, empresas y supermercados para luego distribuirlos a otras realidades necesitadas.
Cómo reducir el desperdicio de alimentos en el hogar
El desperdicio doméstico es el tipo de desperdicio de alimentos que cualquiera de nosotros puede reducir de manera autónoma ya que representa "nuestro desperdicio".
Lamentablemente, no todos logran verificar periódicamente lo que tienen en casa y, de hecho, alimentos frescos en el frigorífico como leche y lácteos, frutas y verduras, pan, arroz y pasta en la despensa, son los alimentos que más a menudo terminan en la basura porque se han echado a perder o porque no hemos podido consumir los sobrantes.
¿Cómo hacer, entonces, para reducir el desperdicio de alimentos en el hogar? Solo sigue estos pequeños consejos:
1. adquirir la cantidad correcta de alimentos necesarios para nuestro régimen alimenticio diario sin dejarnos atraer por demasiadas ofertas especiales en el supermercado
2. evitar poner en la mesa porciones demasiado abundantes que no podemos terminar
3. acostumbrarse a mover hacia delante tanto en el frigorífico como en la despensa los alimentos con fecha de caducidad corta
4. reutilizar los posibles sobrantes experimentando nuevas recetas
5. congelar de inmediato antes de que se estropeen los alimentos recién comprados o cocinados si nos damos cuenta de que hemos exagerado
6. Usar la fruta demasiado madura para hacer dulces o mermelada
7. ¿Tienes un jardín o cajones en la terraza? ¡Intenta hacer compost!