Por contaminación digital (o contaminación informática) causada por el correo electrónico se entiende el impacto ambiental producido por el exceso de energía utilizada para generar, gestionar, transmitir y almacenar los mensajes de correo electrónico.
En las últimas décadas se ha considerado el envío de correos electrónicos como uno de los métodos de comunicación gratuitos menos contaminantes (y ciertamente lo es si se compara con el envío de cartas en papel), pero el número de correos electrónicos enviados en todo el mundo cada día se ha vuelto tal que crea cierta preocupación en términos de sostenibilidad ambiental.
Según las estimaciones del portal Internet Live Stat, que se encarga de monitorear los datos estadísticos de la web en tiempo real, se habla de aproximadamente 230 mil millones de correos electrónicos enviados diariamente en el mundo, la mayoría de los cuales es spam (correo no deseado).
¿Cuánto contamina el envío de un correo electrónico?
Según un estudio realizado por la Agencia Francesa para el Medio Ambiente y el Control Energético (Ademe), cada correo electrónico de 1 megabyte enviado equivale a una emisión de 19 gramos de CO2.
La huella de carbono digital depende, sin embargo, no solo del número de correos electrónicos enviados y recibidos, sino también de la naturaleza de cada correo individual.
La huella de carbono de un correo electrónico compuesto solo por texto es definitivamente menor que la de un correo que presenta adjuntos como documentos, imágenes u otros tipos de archivos, especialmente si estos son de gran tamaño.
¿De qué manera los correos electrónicos contaminan?
La contaminación producida por un correo electrónico es la suma de las huellas de carbono dejadas en las diferentes fases que el mensaje de correo electrónico atraviesa: desde su envío hasta la recepción por parte del destinatario.
En este proceso no solo está involucrada la energía eléctrica utilizada por los ordenadores del remitente y del destinatario, pero cada vez que se envía un correo, este último se copia al menos una decena de veces en otros servidores para permitir que el mensaje llegue a destino.
En cada paso se consume energía para la transmisión de un servidor a otro, para el sistema de refrigeración de cada servidor y para la almacenamiento de la copia del mensaje en todos los servidores.
La consecuencia es una serie de emisiones de CO2 que resultan ser tanto mayores cuanto más energía se utiliza y dicha cantidad de energía es tanto mayor cuanto más es "pesado" el email a llevar a destino.
Cómo enviar un correo electrónico sostenible
Podemos observar algunos consejos para enviar un correo electrónico de la manera más sostenible posible:
- Valoremos si realmente es necesario enviar ese correo electrónico específico
A menudo podemos comunicar un mensaje utilizando otros canales algo menos contaminantes como las apps de mensajería instantánea (WhatsApp, Telegram, Facebook Messenger) o los SMS;
- Escribamos el texto del correo de manera sintética y exhaustiva
Utilicemos nuestra capacidad de síntesis para desarrollar un texto breve en el que desarrollemos completamente el tema en cuestión así evitamos enviar correos adicionales para integrar más información;
- Evitemos los correos inútiles de respuesta como "ok", "está bien", "hasta luego", "gracias"
- Comprimamos los adjuntos
La compresión de archivos de gran tamaño reduce su "peso" ya que disminuye el número de megabytes a enviar;
- Si es posible, utilicemos la nube para compartir archivos
En lugar de enviar archivos como adjuntos de un correo, podemos optar por una solución de compartir los mismos desde una nube indicando en el cuerpo del correo el enlace de compartición al destinatario.
De esta manera, el receptor que hace clic en el enlace accede fácilmente a los archivos y puede descargarlos en su ordenador directamente desde la nube.
Este método prevé un menor consumo de datos en comparación con el envío de adjuntos reduciendo fuertemente el impacto ambiental;
- Limitemos el número de CC (destinatarios principales) y de Cco (destinatarios en copia oculta).
Recordemos que cuanto mayor es el número de destinatarios, mayor será el número de pasos que nuestro correo debe hacer en los diversos servidores para llegar a todos.
Por este motivo, mejor evitar el "responder a todos" si no es estrictamente necesario.
Cómo gestionar nuestra bandeja de entrada de manera sostenible
Nuestra contribución a la sostenibilidad ambiental respecto al correo electrónico no se limita al mero envío de correos, sino que también pasa por la gestión de nuestra bandeja.
Pensemos en cuántos correos de spam inútiles o de marketing web que ni siquiera abrimos recibimos cada día que permanecen almacenados en nuestra cuenta de correo contribuyendo significativamente a la contaminación digital.
Para gestionar mejor nuestra bandeja de entrada en términos de sostenibilidad ambiental podemos realizar algunas acciones simples de limpieza que liberan espacio y la mantienen ordenada:
- Cancelamos la suscripción a todas las newsletters que no nos interesan haciendo clic en la parte inferior en la frase "Unsubscribe"
Eliminaremos así en la fuente la llegada de correos superfluos. Además, eliminamos otros correos de marketing web innecesarios;
- Eliminamos los correos antiguos que no necesitamos más (tanto enviados como recibidos), especialmente si contienen adjuntos de gran tamaño;
- Eliminamos definitivamente los correos spam, bloqueamos al remitente y, si es posible, los denunciamos a nuestro proveedor de correo electrónico (Gmail, Outlook, Hotmail, Yahoo, etc...) especialmente si se trata de phishing (correo fraudulento que a través de un enlace interno extorsiona datos personales y bancarios de los usuarios). Además, configuramos un filtro anti-spam para limitar su recepción;
- Vaciamos periódicamente la papelera de nuestra bandeja de entrada.