El pan fresco, con su corteza crujiente y su blando interior, es uno de los placeres culinarios más amados en todo el mundo.
Sin embargo, tiende a perder su frescura rápidamente y con ella también su valor nutricional global; de hecho, aunque es principalmente una fuente de carbohidratos, el pan fresco también contiene minerales y vitaminas.
Conservar el pan de la mejor manera significa no solo mantener más tiempo sus propiedades nutritivas, sino también reducir el desperdicio de alimentos que ahora representa uno de los grandes problemas de nuestro tiempo.
Hay varios métodos para preservar la frescura del pan durante dos o tres días evitando, así, que se seque y endurezca.
En primer lugar, es bueno saber que en el caso de pan aún caliente o recién horneado, es absolutamente necesario dejar que se enfríe a temperatura ambiente antes de guardarlo, ya que, de lo contrario, la humedad presente en el interior tiende a hacerlo perecer antes.
Conservar el pan fresco en una bolsa de papel o tela y en una bolsa de plástico
Uno de los métodos más comunes de guardar el pan es colocarlo en una bolsa de papel (generalmente en la que se vende) y envolver todo en una bolsa de plástico asegurándose de eliminar todo el aire en su interior.
A menudo, la bolsa de papel es sustituida por un paño de tela como un mantel o un trapo de cocina.
Este método de conservación tiene la ventaja de que al bloquear el paso del aire externo se evita la pérdida de suavidad del pan que, por lo tanto, no se endurece.
Sin embargo, al mismo tiempo, la falta de ventilación favorece un ambiente húmedo donde las bacterias son libres de proliferar causando rápidamente la aparición de moho.
Conservar el pan fresco en una bolsa de papel y en una bolsa de tela
Para evitar problemas de moho y mantener al mismo tiempo la frescura del pan, se puede optar por una solución que lo envuelva varias veces en materiales transpirables.
En concreto, envolvemos el pan primero en una bolsa de papel (también la de la panadería) y posteriormente en una bolsa de tela de algodón o de lino.
Así, tendremos un pan fresco más tiempo que no está sujeto a enmohecerse.
Congelar el pan fresco
Congelar el pan fresco justo después de comprarlo es una excelente idea porque de esta manera realmente nada de él se desperdicia.
Una técnica válida de congelación anti-desperdicio consiste en guardar en el congelador el pan fresco ya cortado en rebanadas en bolsas de plástico específicas, así se descongela solo la cantidad necesaria cada vez.
En lo que concierne a la fase de descongelación, es preferible que el pan se descongele naturalmente a temperatura ambiente y luego se puede calentar por unos minutos en el horno para que recupere su natural crujiente.
Es importante recordar que para obtener un resultado satisfactorio después de descongelar el pan siempre debe congelarse fresco y nunca como sobrante del día anterior.
Dónde conservar el pan fresco
El lugar donde se guarda el pan no es un factor que deba subestimarse para poder mantenerlo fresco más tiempo.
El pan, de hecho, no debe estar expuesto a la luz directa del sol y debe conservarse a temperatura ambiente lejos de fuentes de calor en un lugar seco como por ejemplo un panero o un mueble de cocina.
Aunque es una práctica común, el pan nunca debería ponerse en el refrigerador donde tiende a endurecerse y secarse más rápido de lo que lo haría a temperatura ambiente.
En el frigorífico, la humedad natural del pan se elimina migrando primero de la miga a la corteza y luego desvaneciéndose en el aire.
El pan, como resultado de esta migración, se vuelve mucho menos digerible ya que sufre un proceso llamado "retrogradación del almidón" en el cual el almidón, privado del agua, tiende a asumir una estructura cristalina más compacta que es difícilmente descomponible por las enzimas digestivas.